Los Korubo son los indios más peligrosos y hostiles de Amazonia,
perseguidos y masacrados durante siglos por el hombre blanco. Conocidos
como los aplasta-cabezas, nunca habían sido grabados. Nunca hasta que un
equipo de reporteros salva de un ataque de malaria a Maia, la reina de
la tribu. En agradecimiento, los Korubo tienden la mano al equipo de
grabación y aceptan que viajen con ellos al corazón de la selva.
El año 1996 una expedición al mando del explorador Sidney Possuelo
intentó establecer contacto pacífico con los Korubo. Este contacto,
protagonizado por los recelos, por el miedo y por la sombra de la
venganza, acabó en un enfrentamiento trágico. Pese a perder a uno de los
suyos, Possuelo se posicionó del lado de los indios amazónicos y hoy
sigue con ellos. Él ya conoce los rituales y los saberes de los Korubo.
Saberes que ahora los indígenas muestran a las cámaras.
Los pequeños Korubo aprenden desde
niños las técnicas y el día a día de sus mayores. Juegan, diseñan su
propia ropa y disfrutan viviendo en comunidad. Su objetivo es conseguir
vivir en paz, objetivo que solo cumplirán si el hombre blanco deja de
perseguirlos. Si no, deberán defenderse muriendo y matando, como
hicieron sus mayores.
Sidney Possuelo es el director del
departamento de Indios Aislados. Él trabaja para que los Korubo
mantengan sus tierras intocables, intactas, para que sigan perteneciendo
a los pueblos indígenas que las habitan. El respeto y los esfuerzos
pacificadores de Possuelo son recompensados con las enseñanzas que
recibe de este pueblo de guerreros amazónicos. Enseñanzas que guardan
secretamente en el corazón de la selva.
Los Korubo salen a pescar. El objetivo de hoy es un poraqué,
probablemente el pez más peligroso de toda Amazonia. Los Korubo se
enfrentan, mediante la técnica del timbó, a esta anguila eléctrica que
podría matar a un hombre de una descarga. Temidos y peligrosos pero
también valientes y nobles, los Korubo nos muestran todas las caras de
un pueblo perseguido.
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